Paula se encontraba haciendo los deberes en su estudio cuando sonó el timbre, su madre bajó para abrir, entonces la llamó:
-Paula, baja, tenemos visita.
Paula bajó al jardín, allí se encontró a su primito que gritaba:
-."Tego un degalito pa'a tí”.-Al mismo tiempo que le enseñaba una caja blanca con agujeros , y sin dejar de gritar decía:
-."Ed una Minie, de una Minie”.
Paula cogió la caja y...¡¡¡¡ empezó a moverse !!!!. La abrió y dentro había un conejito enano, blanco y de brillantes ojos rojos.
Jesús, su primo, no paraba de gritar:
-."Mida e una Minie, y e mío un “Mickey”-A la vez que le enseñaba un jaula con otro conejito gris de ojos negros.
Los sacaron al césped y a pesar que Jesús quería llamar Minie al conejo de la caja, Paula consiguió convencerle en ponerle “Copito de Nieve”;aunque con el tiempo acabaron por llamarle “Copito” o “Copi”.
Paula,en ese momento no tenia jaula, pero ni ella ni su familia pensaron en comprar ninguna. les parecía una idea horrible que “copito”tuviera que vivir siempre encerrado.
Le adaptaron el balcón,bajaron el toldo, su padre le instaló una tela metálica para que no cayera por los barrotes de la barandilla, y en la pata de una silla le pusieron el bebedero.
Por las tardes solían sacarlo al patio mientras su madre limpiaba el balcón, porque aun enano no queráis ni imaginar lo que ensu
ciaba “Copi”.Por las noches lo regresaban arriba, pues tenían miedo que algún gato vecino saltara y le hiciera daño. Pero una calurosa noche de Agosto lo dejaron en el patio para que no pasara tanta calor, y , parece que fue la noche más feliz de “Copito”.
A la mañana siguiente viendo como correteaba y la sensación de libertad que tenia “Copi”, desmontaron lo que habían preparado en el balcón y lo dejaron en libertad.
Desde entonces y aun lloviendo sigue suelto, aunque se le preparo una pequeña casita de madera, no la usa; él, en un pequeño huerto ha hecho madrigueras, aun que “Nina” siempre se las tapa, pues ella empezó a escarbar uno, y se lo taparon, porque lo hizo muy profundo y era peligroso.
En fin Paula nunca le preguntó a “Copito”como se sentía, pero, según lo veía parecía que le había tocado la lotería.
Moraleja: Por mucho que nos guste tener un animal de mascota, no es justo que vivan en jaulas.
Lenguaje de un niño de 3 años
Por Ángela Crespo Contreras .
